Medellín es un personaje tácito en "Marina y el caso de Plata". Cada escena, diálogo y aventura ocurre en rincones anónimos o lugares comunes de esta ciudad que llevo en el corazón. En esta sección recopilaré algunas fotos de estos espacios que le ayudarán al lector a recorrer, de la mano de Marina, la ciudad que habita.

Locaciones

“Marina aprovechó mientras doña Blanca hablaba para terminar de comer su paleta, hecha con la ideal combinación de pedacitos de mango biche y maduro, unidos con la justa cantidad de dulce y acompañados por la mezcla secreta de limón y azúcar en un vasito plástico donde, según les explicó el hijo de la dueña del local, debían sumergir la paleta para lograr la alquimia perfecta entre los sabores dulce, salado, ácido y astringente”.

- Marina y un caso en el aire (Foto @cadenagaitan)

“Romo miró alrededor y le sonrió tiernamente a Marina.
—Fresca, Marinita. Ya estamos acá y de pronto esto es lo que necesito para distraer mi mente de tanto dolor que he pasado estos días. Igual, estando en tu compañía, todo es mejor”.

- Marina y el caso de Plata

“Marina vivía en un edificio de apartamentos, de esos viejos que no suelen caerse y que fueron construidos pensando en que la lavadora, la nevera y una estufa de tamaño normal se acomodaran sin problema en la cocina y el área de ropas [...]
A Marina le gustaba particularmente la fachada de su edificio, decorada con un mosaico de cerámica diminuto en color crudo y verde militar, con dispersos toques rojos que le recordaban su vestido de cuadritos de la infancia. [...] Solo dos cosas ponían a pensar a Marina en cambiarse de apartamento. Lo primero era que su edificio no tenía parqueadero [...] Lo segundo eran las escaleras. Mientras las subía, a Marina le gustaba pensar que el tono verde azul de las paredes de las áreas comunes, que no combinaba para nada con los colores originales de la fachada, la refrescaba como una oleada mentolada durante su ascenso por los 56 escalones y cuatro descansos que la separaban de la calle y la puerta metálica de su apartamento, esa de barrotes blancos y geométricos, ubicada bajo el número 402”.

- Marina y el caso de Plata

“Cuatro loros, que más parecían cuervos por la ilusión óptica del momento, volaron en dirección opuesta al sol, garriendo a su paso el comienzo de la mañana. Sus gritos esfumados por la distancia se sustituyeron por el aleteo de las palomas, que cruzaron la ancha avenida desde los copos de los árboles artificiales de la plaza, y aterrizaron en el sombrero de la escultura cuya placa rezaba “inteligente y valeroso ingeniero” Francisco Javier Cisneros”.

- Marina y el caso de Plata

“La realidad para Marina es que ahora la subida hasta la Asamblea Departamental era más placentera, especialmente para su estatura y no tan reducido peso. Primero, seis escalones anchos, perfectos para minimizar el impacto en las rodillas, separados por un amplio espacio hasta los siguientes seis escalones y allí, la amplia plaza del centro administrativo, morada del Monumento a la raza, estampa obligada en las postales de la ciudad”.

- Marina y el caso de Plata

“Pero lo que más le llamaba la atención era el alto edificio amarillo que para ella, parecía construido con fósforos de madera y no le generaba mucha confianza”.

- Marina y el caso de Plata

“El lago del Jardín Botánico estaba particularmente quieto esa mañana, tanto, que el agua parecía un espejo que reflejaba todo lo que flotaba en su superficie, y una canoa naufragada y rodeada por lotos amarillos se convertía en el foco principal de esta imagen que evocaba alguna obra impresionista de Monet”.

- Marina y el caso de Plata

“Su Fiat Uno era único, por la decoración de bandas plateadas en los laterales, porque el hombre que se lo vendió lo había repintado con un rojo especial usado por la casa Ferrari, y porque era lo primero que había podido comprar con sus ahorros después de enviudar”.

- Marina y el caso de Plata